sábado, 2 de febrero de 2013

PALABREJA




Hoy he encontrado una palabra de origen alemán realmente sorprendente: Schadenfreude, Schaden (daño) y Freude (alegría) y lo es por el significado que encierra, “la felicidad por el mal ajeno”. Por supuesto que es una actitud éticamente incorrecta, y muchos dirán que nunca la desgracia ajena puede provocar satisfacción, sin embargo absolutamente todos, en algún momento de la vida, hemos sentido esa extraña punzada de regocijo interno a la que ya podemos poner un nombre.
Seguramente que alguien se preguntará qué clase de ser humano puede sentir alegría con el mal de los demás, y responderá que solamente alguien que tenga nefastas emociones, pero si nos detenemos un momento a pensarlo, vamos a darnos cuenta de que no hace falta que sean desgracias terribles, y que es un sentimiento muy ligado a la naturaleza humana, ¿o acaso nunca nadie se ha alegrado cuando ha perdido el equipo contrario?, por poner un ejemplo.
Lo que a primera vista pudiera parecer malicioso o cruel, resulta una alteración del pensamiento que une a las personas más de lo que nos imaginamos. y es que el ser humano, lo queramos admitir o no, es un schadenfroh en potencia.
Pero tampoco hay que alarmarse, pues si ya vemos que existe una palabra que descubre nuestros instintos más ancestrales y deficientes, hay otra mucho más simpática incluso para la pronunciación: “Mudita”, que es totalmente lo opuesto a schadenfreude, pues es la habilidad para sentir alegría por la fortuna de los demás, y que dicho sea de paso, creo que es mucho más difícil de experimentar, (no vamos a ser hipocritillas), y es que como seremos humanos nunca vamos a ser perfectos.
Amparo.

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