“Si yo no
fuese Alejandro, quisiera ser Diógenes”
Dice
Antonio Machado: “Al pensamiento lógico o matemático, que es
pensamiento homogeneizador, a última hora pensar de la nada , se opone el pensamiento
poético, esencialmente heterogeneizador".
Quisiera
ser lo suficientemente claro para tentar al lector a reflexionar sobre estas
palabras, porque sin su comprensión, de nada valdría continuar escribiendo.
La
poesía no consiste esencialmente en un edulcorante ramo de rosas entregadas a
la amada, y que tampoco veo mal, pero el uso esencial de las letras
transportadas a su máxima eficacia, contiene en sí mismo un poder originado
tanto por la creación milenaria del idioma, como por la praxis de la teoría que
la contiene.
Existe
en la humanidad un pensamiento homogéneo, unificador, análogo, y ciertamente
con una marcada intención de equilibrio.
En
toda la articulación de nuestra historia, alguien, o todos juntos, hemos
considerado que es mejor y más conveniente o beneficioso, el uso pragmático diario
de un acuerdo masivo a toda escala.
He
aquí el primer error que inicia la cadena de injusticias en donde una tendencia
inicial hace que el individuo ceda a cualquier disidencia primordial, y porque
a todas luces la naturaleza nos enseña que su espectro de substancias
biológicas, resplandece en su pluralidad,
fundamentales para todas y cada una de las especies.
La
globalidad es un saqueo de la razón orgánica que la sustenta, no existe en el
medio ambiente que nos contiene, y sólo es una invención interna del hombre.
Es
lo que se conoce en un lenguaje llano como “mandatos para ser feliz”, que
consiste en nacer, estudiar una carrera, trabajar, casarse, tener hijos,
comprarse la casa, el auto, vestirse de una determinada forma, una sola moneda,
por eso las modas, los conceptos, los dogmas religiosos, la tecnocracia, los
partidos políticos, las leyes arbitrarias, el más duro, “el que la tiene más
larga”, el más rápido, el competitivo, el profesional del engaño, el listo, el
vivillo del barrio, el iluminado, el elegido, etc., y cualquier rumbo que
desconozca o incluso rechace dichos preceptos, será desterrado ante la mínima
discordancia o castigado al ostracismo social sin ninguna piedad o consideración, ninguna
querido lector, a pesar de cualquier ensayo progresista.
Ésta
sutil energía instalada en nuestra alma y no otra, es la que envenena el
planeta día a día, lentamente, sigilosa como un caballo de Troya, como un
bacteriófago de la carne terrestre que pisamos y donde seremos sepultados algún
día.
Los
sistemas económicos son antropófagos de sí mismos, los estadistas no pueden ni
quieren gobernar pues hay un acuerdo tácito que para estar mejor, hay que
desarrollar una expoliación de los recursos a cualquier precio, y eso sí,
encima con entusiasmadas pruebas de “sostenibilidad”.
Nuestra mente tiene instalado un
procedimiento que no nos permite cambiar el rumbo actual, nos bombardean con
informaciones dispersas desde niños que en la actualidad, si les preguntas,
creen que los pollos se originan en los “super”, pero que el establishment, que somos todos, te lo
aseguro, se encarga de rebatir con argumentos de una supuesta mejora cultural a
través de una tecnología que sólo está al servicio de la misma maquinaria que
los produce y acelera, y cuya única función es venderle a la gente su adicción
a otra apócrifa comunicación que consiste en mensajes de textos cuya gramática
no superaría el preescolar del último rincón de la Antártida , y porque a
decir verdad, nuestro ideal del pensamiento “Verde”, apunta a tomarse una
cervecita de los países bajos o contar dólares americanos o billetes de 100 euros.
Se preguntará el lector el origen de mi
cabreo y lo compartiré.
Ayer asistí en embriaguez instructiva a
una charla sobre un libro exquisito escrito en español, y cuyo autor vive en
Valencia y que no nombraré por decoro y buen gusto hacia su persona.
No sólo que describe de dónde venimos y
hacia qué escenarios posibles nos encaminamos, sino que a solas pudo contarme
la total soledad con que trabaja, la miseria económica a la que está sometido,
el descrédito de ciertos colegas
universitarios cuya erudición reside más en conservar sus puestos y cobrar a
fin de mes, que discrepar de la prepotencia de los mandos académicos, incapaces
también ellos de ver a mediano plazo la microscópica eventualidad de un posible
peligro para la sociedad no sólo ibérica sino mundial.
Entre sus conclusiones existe la
posibilidad que el polo norte se derrita en septiembre próximo, no dentro de
mil años, se halla el riesgo que en los inmediatos 40 años, 15.000 días, ¿qué
edad tiene tu hijo o nieto ahora? El sur de la península
conseguiría alcanzar los 50ºC
de promedio con un incremento de vientos de cien km.
Ni quiero imaginar un incendio en esas
condiciones.
Estaba frente a mí y a otras trece personas,
catorce asistentes para un descendiente directo del Logos Griego, un heredero
de las escuelas pluralistas que gana por cada libro vendido 1,5 eu.
Pero lo peor, lo que estrujó mi corazón
hasta estrechar mi conciencia, fue que de inmediato, sin esperar, nos dio no
una sino diez soluciones de cómo resolver la crisis planetaria, la financiera,
la ecológica, la real, la mutable, la humana, la
insensible, avara, la hortera e ignorante humanidad con sus reinos, sus
perfumes, sus aviones, y sus cazuelas de grasa a borbotones alimentado paletos.
Nuestro escritor prepara dos libros
nuevos en silencio.
Yo también prefiero ser Diógenes…
Oscar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario