Sin parcialidades,
cómplices espectadores
del blanco y el negro,
visionarios sin complejos
desde cualquier balcón.
Olvidamos y confundimos,
damos la vuelta a los papeles,
bajamos cuando hay que subir
y nos perdemos en la confusión.
Caos de abrir cremalleras,
de chocolate y café caliente,
de frescura y olores
sobre papel mojado.
Vueltas y más vueltas
pensando y escuchando,
traspasando las letras
a veces tontas del corazón.
Rectificando una palabra,
y mordiendo la risa,
cuando arrastramos las manos
o cruzamos deprisa
revolviendo el aire y el asfalto,
de los momentos que nos faltan
para guardarlos en un cajón.
Y dicen los que hablan
que adoro tu locura,
que camino descalza
sobre la palabra Amor,
que sobrevolamos las conjeturas
de aquello que es perfecto,
que nos burlamos de todo,
y llevamos en la mirada un guiño rojo,
y canciones de madrugadas
perdidas en la voz.
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