sábado, 29 de diciembre de 2012

EL HUMO




Esta mañana abrí las ventanas, y observé un humo denso que recorría las calles y se filtraba a través de las rendijas de los hogares. La gente caminaba con pañuelos tapándoles la nariz y la boca para evitar respirar aquel aire contaminado, y al no poder hablar, habían colgado de sus cuellos y portaban en las manos, carteles gigantes donde estaba escrito lo que no podían decir con palabras. Y así avanzaban, con la mirada fija y la cabeza alta, totalmente en silencio. En el camino, tal vez alguno se detenga para tomar un café, y el chico le hará a la chica un guiño con los ojos, será la forma de decirle te quiero, y cuando por la tarde el humo se desvanezca, planearán la nueva jornada de mañana. Mala suerte para los monstruos de dedos de metal, los locos de la calle todavía caminan con ideas propias.
Amparo.

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