“Para una persona no
violenta, todo el mundo es su familia”
Mahatma Gandhi. 1869-1948
Para
comprender el futuro que puede venir.
Cuando un gobierno decide
abandonar, por las causas que fueren, lo establecido de común acuerdo, es
decir, aquello que todas las partes de un cuerpo social han establecido como
norma de convivencia, como identidad nacional, como simples coincidencias en la
manera de vivir, o cuando se cambian las cánones y se quebranta ese contrato,
la totalidad de la sociedad queda
damnificada y herida.
Esta idea no suele ser
comprendida en primera instancia porque el proceso de descomposición toma su
tiempo, además que el mismo aparato de
propaganda se encarga de encubrir, se podría explicar como una sucesión de
calamidades, una especie de “efecto mariposa” popularizada en el estudio de los
sistemas dinámicos, pero que puede ser cuantificada y medida en el tiempo.
Partiendo de un punto, el determinismo nos indicará hacia donde podemos arribar
como nación, porque pequeñas
modificaciones quizás tengan alteraciones enormes.
Para ello debe recurrirse al uso
de las matemáticas, las estadísticas, y los estudios sociológicos.
Los que quedan dentro, y los que son expulsados.
Por el momento entenderemos que no todos los sectores lo ven de la misma
forma, los que conservan su trabajo o cierto bienestar, observan tambalear su
aparente seguridad a manos de los que sí fueron expulsados del sistema.
El peor miedo posible quizás sea
la exclusión social, la falta de pertenencia a un país, la no inserción a la
nación, pero extrañamente, quien aún continúa incluido, siente que la protesta
generalizada, es un ataque a los valores
de la misma nación y por eso algunos lo
rechazan.
En realidad, el reconocimiento de
los mandos políticos, de la monarquía, del sentido religioso y hasta de las fuerzas de seguridad, no son
más que una sumisión cuya lealtad soluciona satisfactoriamente los impulsos
masoquistas, pues su propia falta de confianza o valentía la obtiene o compensa
a través del orden establecido por la autoridad.
Así se equipara la falta de
solidez, con una certidumbre adicional propiciada por la maquinaria de comunicación
intensiva, que va minando la realidad en una exposición permanente no sólo de
pésimas noticias económicas, y sobretodo, constituye un golpe mortal contra su
siquis. Ciertos grupos apoyan los ajustes por interés y otros por simple
incertidumbre.
Por otro lado, el desclasado, el
que es desahuciado de la vida, ve quebrar el principio social primario que
tanto defiende la iglesia: La familia. Quien se vea privado de la función
ontológica que consiste en sustentar, en respaldar a sus hijos y propiciarles
el futuro, desciende a un abismo que los incluidos ni siquiera pueden imaginar.
El resultado a posteriori es un
sector de personas mayores resentidas,
amargadas, y una juventud sospechosa, contestataria, sin proyección ni sentido
del ahorro, pues ha visto como se pueden cambiar las reglas de un día para el
otro sin que nadie se inmute más allá de la protesta verbal.
Para decirlo claro, si el cuerpo
social transforma su modelo, todo el
conjunto, y no una parte, sufrirá
las consecuencias simplemente porque ha
modificado su interrelación.
La realidad es cambiante en su generalidad
a pesar de una equivocada apreciación: Si estoy dentro me salvo, si estoy fuera
me eclipso.
Cifras de la crisis:
En un estudio auspiciado por el
gobierno Noruego en el 2011 encargado a app.org.ar en argentina, da resultados
alarmantes sobre como “el mayor nivel de
pobreza, los bajos ingresos, la presión financiera y desocupación” son
señalados como máximos factores de riesgo de la violencia de género,
identificando un mapa en donde la zona urbana crea condiciones de violencia
general, mientras que en el ámbito rural se acentúa el femicidio.
Entre 1997 y 2009, entrada y afianzamiento
de la crisis argentina, ocurrieron 5.681 homicidios de mujeres, 36.230 casos en
hombres con su pico en el 2002, año posterior al corralito, y descender
drásticamente en el 2006.
En España, sin crisis, entre 1999 y 2003, 246 mujeres
murieron a manos de sus maridos, parejas o excompañeros
El índice de suicidios, actual en
España de 9 personas diarias, en el período de 1997 a 2009 en Argentina fue
de 8.188 de mujeres y 31.077 de hombres, sin embargo, el incremento de
suicidios ha sido más notorio en las mujeres jóvenes de 15 á 19 años, un 57% en
una década, cifra similar en los adolescentes varones.
Se observa un importante aumento
en el uso de las drogas y el alcohol entre un 3,5 y 8%.
La paradoja Global
Jock Young, en su libro “TheVertigo
of Late Modernity”, marca un contrasentido que engendra violencia y
frustración:
Por un lado existe una clara
inclusión a la cultura global pero por su contrario, el sistema se consolida en
la exclusión social, es decir, se incrementan las aspiraciones de consumo,
igualando los gustos, reforzando las marcas y monopolizando el mercado, pero
priva de sus productos al ser echados de sus estructuras.
Este fenómeno genera en los
jóvenes fracaso y humillación local
acrecentándose a medida que se desciende en la escala general de los niveles de
renta, conformando una bomba de tiempo pues las clases sociales más bajas
terminan arrojándose con rabia sobre las más altas a fin de equiparar los
deseos generados desde el consumismo.
Comienza entonces una etapa de
inseguridad que deviene en la siguiente secuencia: de familias desestructuradas
se pasa a más violencia de género, luego
abandono escolar, aumento de las adicciones, sentimientos de menoscabo del
grupo, para finalmente volcarse de lleno a un dinámico complejo de difícil
medida a largo plazo.
En conclusión, uno de los motivos
del aumento de la violencia en las mujeres y niños, puede esconder un proceso
de degradación social a nivel nacional, enmascarando políticas económicas
creadoras verdaderas del problema, y que son confundidas por la población como hechos
aislados, familiares o personales, pero que medidos por peritos, nos mostraría
su cara más ideológica y perversa.
Bastaría con la simple inspección en las guardias de los hospitales y
dilucidar el origen o las causas de los acontecimientos que vendrán de seguro,
para demostrar que la violencia
doméstica y los malos tratos, comienzan cuando un país desmantela su aparato estatal, promoviendo un efecto
cascada, y decidiendo con ello, el abandono de sus ciudadanos.
Oscar.
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