viernes, 2 de noviembre de 2012

LA SAGRADA FAMILIA



“Para una persona no violenta, todo el mundo es su familia”
                                                   Mahatma Gandhi. 1869-1948




Para comprender el futuro que puede venir.

Cuando un gobierno decide abandonar, por las causas que fueren, lo establecido de común acuerdo, es decir, aquello que todas las partes de un cuerpo social han establecido como norma de convivencia, como identidad nacional, como simples coincidencias en la manera de vivir, o cuando se cambian las cánones y se quebranta ese contrato, la totalidad de la  sociedad queda damnificada y herida.
Esta idea no suele ser comprendida en primera instancia porque el proceso de descomposición toma su tiempo, además que  el mismo aparato de propaganda se encarga de encubrir, se podría explicar como una sucesión de calamidades, una especie de “efecto mariposa” popularizada en el estudio de los sistemas dinámicos, pero que puede ser cuantificada y medida en el tiempo. Partiendo de un punto, el determinismo nos indicará hacia donde podemos arribar como nación,  porque pequeñas modificaciones quizás tengan alteraciones enormes.
Para ello debe recurrirse al uso de las matemáticas, las estadísticas, y los estudios sociológicos.

Los que quedan dentro, y los que son expulsados.

Por el momento entenderemos que  no todos los sectores lo ven de la misma forma, los que conservan su trabajo o cierto bienestar, observan tambalear su aparente seguridad a manos de los que sí fueron expulsados del sistema.
El peor miedo posible quizás sea la exclusión social, la falta de pertenencia a un país, la no inserción a la nación, pero extrañamente, quien aún continúa incluido, siente que la protesta generalizada,  es un ataque a los valores de la misma nación y por eso algunos  lo rechazan.
En realidad, el reconocimiento de los mandos políticos, de la monarquía, del sentido religioso  y hasta de las fuerzas de seguridad, no son más que una sumisión cuya lealtad soluciona satisfactoriamente los impulsos masoquistas, pues su propia falta de confianza o valentía la obtiene o compensa a través del orden establecido por la autoridad.
Así se equipara la falta de solidez, con una certidumbre adicional propiciada por la maquinaria de comunicación intensiva, que va minando la realidad en una exposición permanente no sólo de pésimas noticias económicas, y sobretodo, constituye un golpe mortal contra su siquis. Ciertos grupos apoyan los ajustes por interés y otros por simple incertidumbre.
Por otro lado, el desclasado, el que es desahuciado de la vida, ve quebrar el principio social primario que tanto defiende la iglesia: La familia. Quien se vea privado de la función ontológica que consiste en sustentar, en respaldar a sus hijos y propiciarles el futuro, desciende a un abismo que los incluidos ni siquiera pueden imaginar.
El resultado a posteriori es un sector de personas mayores  resentidas, amargadas, y una juventud sospechosa, contestataria, sin proyección ni sentido del ahorro, pues ha visto como se pueden cambiar las reglas de un día para el otro sin que nadie se inmute más allá de la protesta verbal.
Para decirlo claro, si el cuerpo social transforma su modelo, todo el conjunto, y no una parte, sufrirá las consecuencias simplemente  porque ha modificado su interrelación.
La realidad es cambiante en su generalidad a pesar de una equivocada apreciación: Si estoy dentro me salvo, si estoy fuera me eclipso.

Cifras de la crisis:

En un estudio auspiciado por el gobierno Noruego en el 2011 encargado a app.org.ar en argentina, da resultados alarmantes sobre como “el mayor nivel de pobreza, los bajos ingresos, la presión financiera y desocupación” son señalados como máximos factores de riesgo de la violencia de género, identificando un mapa en donde la zona urbana crea condiciones de violencia general, mientras que en el ámbito rural se acentúa el femicidio.

Entre 1997 y 2009, entrada y afianzamiento de la crisis argentina, ocurrieron 5.681 homicidios de mujeres, 36.230 casos en hombres con su pico en el 2002, año posterior al corralito, y descender drásticamente en el 2006.

En España, sin crisis, entre 1999 y 2003, 246 mujeres murieron a manos de sus maridos, parejas o excompañeros

El índice de suicidios, actual en España de 9 personas diarias, en el período de 1997 a 2009 en Argentina fue de 8.188 de mujeres y 31.077 de hombres, sin embargo, el incremento de suicidios ha sido más notorio en las mujeres jóvenes de 15 á 19 años, un 57% en una década, cifra similar en los adolescentes varones.
Se observa un importante aumento en el uso de las drogas y el alcohol entre un 3,5 y 8%.

La paradoja Global


Jock Young, en su libro “TheVertigo of Late Modernity”, marca un contrasentido que engendra violencia y frustración:
Por un lado existe una clara inclusión a la cultura global pero por su contrario, el sistema se consolida en la exclusión social, es decir, se incrementan las aspiraciones de consumo, igualando los gustos, reforzando las marcas y monopolizando el mercado, pero priva de sus productos al ser echados de sus estructuras.
Este fenómeno genera en los jóvenes fracaso y  humillación local acrecentándose a medida que se desciende en la escala general de los niveles de renta, conformando una bomba de tiempo pues las clases sociales más bajas terminan arrojándose con rabia sobre las más altas a fin de equiparar los deseos generados desde el consumismo.
Comienza entonces una etapa de inseguridad que deviene en la siguiente secuencia: de familias desestructuradas se pasa a más  violencia de género, luego abandono escolar, aumento de las adicciones, sentimientos de menoscabo del grupo, para finalmente volcarse de lleno a un dinámico complejo de difícil medida a largo plazo.

En conclusión, uno de los motivos del aumento de la violencia en las mujeres y niños, puede esconder un proceso de degradación social a nivel nacional, enmascarando políticas económicas creadoras verdaderas del problema, y que son confundidas por la población como hechos aislados, familiares o personales, pero que medidos por peritos, nos mostraría su cara más ideológica y perversa.


Bastaría con la simple inspección en las guardias de los hospitales y dilucidar el origen o las causas de los acontecimientos que vendrán de seguro, para demostrar que la violencia doméstica y los malos tratos, comienzan cuando un país desmantela  su aparato estatal, promoviendo un efecto cascada, y decidiendo con ello, el abandono de sus ciudadanos.

Oscar.


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