lunes, 22 de octubre de 2012

EL PENSAMIENTO DEMOCRÁTICO




Los resultados de las últimas elecciones no  disipan el escenario de la situación en la Europa del sur, sin embargo no podemos dejar de hacernos preguntas embarazosas que nadie desea responder por su incómoda respuesta:
¿Hasta cuándo se podrá soportar el sufrimiento diario de las personas?, ¿Qué expectativas a corto o mediano plazo ve la sociedad como posible escapatoria a su desconsuelo?, ¿Hasta qué punto las familias podrán seguir resistiendo la contención económica de sus miles de excluidos, y sin cuyo socorro  los dejaría sin remedio en plena calle?, ¿En qué  lapso de su historia comprenderán que sino se entra de lleno a la ruptura con el origen de esa crisis, emprenderán una larga prolongación de su pesadumbre?, ¿Se merecen los pueblos  semejante tragedia, mientras ven a su alrededor la mayor acumulación de  bienes y lujos desconocidos para más de dos tercios de la humanidad?, y si acaso lo entendieran y decidieran plantar cara a sus peticiones, ¿La clase política dominante, la cual desconoce sus reclamos o los oculta, hasta dónde estaría dispuesta a retomar el concepto que da el principal motivo para vivir en democracia: la dignidad de la persona?
La sociedad capitalista que ve como objetivo principal, restringir el consumo como método de concentración de la riqueza de unos pocos, es un acto de suicidio colectivo, erosiona los conceptos de pertenencia nacional, y proyecta en la población un sentimiento de frustración que puede disparar un sinnúmero  de alternativas que van desde el 15M, pasando por el independentismo a las viejas recetas conservadoras, y vaya a saber que cosas más se pueden presentar.

En ese epicentro de los pensamientos, en donde unos y otros temen las consecuencias de sus diferencias, la única posible salida que puede disipar las desconfianzas y dudas, es una sola:
Democracia real y práctica, ya mismo.
 Oscar.

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