“La Guarímba quiere llevar el cine al pueblo y el pueblo al cine”
Estimado lector, te propongo un juego intelectual: alcancemos la idea núcleo de una película imaginaria, ¿acaso la vida no lo es?
Comencemos por dos personajes, dos soñadores, como los que cruzaban la ruta de la seda pero con la mente, impresionante, luego de atravesar el océano de su Venezuela arriban a Madrid para estudiar cine.
Hasta aquí una historia más, agreguemos magia.
La comarca original, aquélla que corre por nuestra sangre como una ola silenciosa de recuerdos de pronto irrumpe, los llama, como un canto de antiguas sirenas les invoca un regreso a la patria chica.
En la siguiente secuencia una inexplicable sucesión de eventos los lleva hacia Amantea una pequeña ciudad de 15.000 habitantes junto al Tirreno, Calabria, en donde realizan un cortometraje: “La Mía Mantia
Sino nos contenta agreguemos más encanto aún.
Cuando los pueblos cuidan a sus artistas la comunidad es rodeada por hechizos mayores, se sueltan sortilegios que la vida cotidiana no nos deja ver porque la rutina oculta otra verdad superior, así que nuestros personajes se quedan prendidos de la tierra de sus abuelos y deciden quedarse.
¿Acaso nuestros abuelos nos convocan desde la corteza del terreno donde jugaron de niños y fantasearon de adolescentes?
Nuestro final debe ser conmovedor, fascinante, único.
En un mundo donde todo está armado para los mercados, donde la pasión es tomada como símbolo de debilidad, mis tres estrellas principales, Giulio Vita, Sofía Mallorca y Andrés Paduano, unidos al mismo pueblo que los cobijó, han creado un Festival de cine para la gente.
Fundido a negro. Aplausos y emoción de la buena.
No me digas tú que la realidad no supera la ficción, porque tendría que llevarte a Amantea el próximo 16 y 17 de agosto de 2013 para demostrártelo.
Yo ya les di mi corazón, ya tienen un Oscar.
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