martes, 7 de agosto de 2012

EL ARTE DEL MISTERIO




¿Qué instinto nos mueve cuando nos sentimos atraídos por el misterio?
Muy a menudo nos presentimos inclinados a abandonar nuestra realidad, el entorno y ambiente que palpamos cada día, y nos sumergimos en interrogantes, hipótesis y sospechas que nos abren una pequeña puerta ante hechos que muchas veces son totalmente inaccesibles a nuestra razón. Muchos de estos enigmas sabemos que son ciertos, reales, aunque no podamos comprenderlos, y creo que precisamente es esta cuestión la que nos impulsa a investigar.
Como si de atravesar un mágico portal se tratara, nos podemos llegar a emocionar ante pensamientos extravagantes e incluso supersticiosos, activando algo en la mente que nos empuja a apasionarnos por lo desconocido e inexplicable. Nos inquieta lo escondido, lo hermético, formando conjeturas y especulando sobre ideas románticas que envuelven todo un mundo velado y extraño, y ante el que quizás mentes más prácticas y racionales, reaccionarán aludiendo que perseguir y profundizar en el lado más secreto y oscuro de la vida es alejarse precisamente del verdadero sentido de ésta.
No hay afirmaciones absolutas para casi nada, y mis convicciones más íntimas me dicen que de vez en cuando me deje arrastrar por incoherencias y pensamientos absurdos que al fin y al cabo forman parte de la naturaleza humana, como también lo es el afán por descubrir y llegar a entender los misterios del hombre y su existencia. Pues como dijo el dramaturgo argentino Roberto Cossa: “Cuando se sabe todo no hay misterio. Y si no hay misterio, no hay arte.”
Amparo.

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