sábado, 16 de junio de 2012

OBLIVION




 Para Astor....

Anoche soñé con vos,
otra vez, que cosa.

Lloviznaba ¿sabés?,
me vi empapado
todo mojado,
menos la boca,
la boca no,
secos los labios tenía che,
pero me dio risa
verme más joven,
en serio,
estaba hecho un pibe,
las piernas no me temblaban
y caminaba derecho,
no no, no lo podrías creer
lo erguidito que iba
un príncipe.

Me levanté ¿viste?
puse el agua a calentar
tomé unos mates,
¿Qué iba a hacer nena?
Yo no puedo llorar,
ya no tengo nada que llorar
¿entendés?
si vos sabés como es,
perfectamente lo sabes.

¿Qué te pasa?
¿me tenés lástima?
no me asustes,
gracias piba,
mi reina,
mirá tu última foto,
la llevo en el pecho,
pegadita, bien adherida,
el amor nuestro es para siempre
lo sabés,
no te hagás la tonta,
sos mimosa eh!,
los romances de barrio son así
y así moriremos
juntitos ¿viste?

Después quise dormir de nuevo,
los viejos carecemos de instantes
porque el tiempo es un vidrio mojado
que se seca cada tanto,
vos pretendés pasarle el trapo modulando
afinando voces,
pero el silencio
el silencio pesado del medio,
no lo distinguimos,
no queremos ni verlo,
pensamos las palabras
como si fueran estrofas
pero no vemos los silencios,
¡que cosa de locos es el mundo!

Vivimos especulando oraciones
dale que te dale,
pero al final de los años
cuando definitivamente
la mujer sale al balcón
gritándole al marido
¿Hilario, no me querés más?
¿contestáme Hilario?,
¿qué nos ha pasado todos éstos años?
¿Hilario?
y así va la cosa ¿qué podés hacer?
mientras el hijo escucha mendigar
cariño a su madre
pero tampoco él puede dormir y protesta,
entonces la hermana
que volvió de trabajar exhausta
grita que se callen,
y siempre el silencio ¿ves?,
es el secreto de la vida,
los silencios clausurados,
¿vos pensabas que las palabras
significaban algo?

El “viejo” ya lo dijo
“sólo existe el olvido”
me da risa,
cuando digo éstas cosas
me echan a patadas,
pero,
¿vos sabés quién era
el abuelo de tu abuelo?
¿viste que no exagero nena?

Yo aprendí todo de vos,
como dijo mi padre:

La mirada atenta,
la elegancia dispuesta.
la mano siempre abierta
y acariciando,
si, si
dejála que acaricie,
que se deslice,
dejá que la mano imagine
su propio vuelo,
porque los dedos tienen umbrales
que acaban en las espaldas,
para  empacharse de besos.

¡Ah!
Y si lográs ,
Acaso si podés intentarlo,
¡Jugáte la vida en eso!,
No te niegues al amor,
No le impidas a la verdad
que cumpla su destino…


¿Comprendés?
La eternidad del silencio
cuando la amo a ella…


Y a vos también mi Buenos Aires…


Oscar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario