Desde el viernes que Ampi y yo no salíamos del bulin (piso), te lo digo porque la nena cogió (además si) un resfrío de aquellos, así que nos levantamos por el mediodía y emergimos como al bardo (sin un plan).
Pasear por estas ciudades europeas, atenti al loro (llamar la atención o advertir) supone, para nosotros los que no nacimos aquí, un recorrer sin saber lo que se mira, cosa que está mal, por eso yo pregunto todo, y entrado en el merengue (desorden), la piba me aviva (despejar, aclarar) me explica la relación de los lugares con los acontecimientos que sucedieron, no es poca cosa eh!, me obliga a calar (observar atentamente) lo que la historia muchas veces nos engrupe (engaña) y nos hace parecer boludos (segundo nombre de cualquier argento o yorugua, tonto) entonces, cuando conoces la verdad de la milanesa, no aguantas los boletos (mentiras) y necesitas reconstruir lo aprendido para ejercitar la parte sincera de la realidad pasada, y no ser un simple botón de la esquina (agente de policía de guardia).
Claro…tengo ventaja, con los carozitos (ojos hermosos) de mi nena no necesito más que oír lo que sale de su bocucha (boca, obvio) y comprender a los ïberos, los tanos (romanos), los turquesa (moros), la hinchada (seguidores) de Jaime y la reconquista, la vidurria (época de esplendor), y la malaria (pobreza).
Por eso a veces no se si voy por la calle Caballeros, el Paseo de la Ciudadela , Guillem Sorolla, la plaça del Mercat, o si voy por Corrientes para girar en la 9 de julio y bajar por Tucumán, ¡Que se yo!
La vida es un recorrido desconocido, mistongo (deslucido).
Teatro Colón, Buenos Aires
Oscar
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