miércoles, 25 de abril de 2012

DECÍA EINSTEIN...

Einstein decía que había dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, y no puedo estar más de acuerdo, sobre todo con la segunda. Me llama poderosamente la atención este empeño ridículo que tiene el ser humano de intentar por todos los medios prevalecer sobre su semejante. Estamos envueltos actualmente en una vorágine de acontecimientos sociales, políticos y económicos. A nivel mundial hay millones de personas muriendo de hambre, sufriendo por guerras inútiles, otros, en el punto opuesto de la escala social, todavía con el pensamiento tan majadero de pensar que “tanto tienes, tanto vales”, se endeudan, hipotecan, en un absurdo entendimiento de lo que es nuestro paso fugaz por este mundo. En este país, España, el sentimiento de duda e incertidumbre ante el futuro más inmediato, y los sucesos que un día sí y otro también están ocurriendo en todos los niveles socio-económicos, debería bastar para movilizar a los ciudadanos y sensibilizarnos ante lo caótico de la situación. Sin embargo, desde ayer estoy observando algo que me confirma la teoría de Einstein: este país se ha paralizado por el fútbol, el Barcelona y el Madrid han jugado sus semifinales, y pareciera que a una gran parte de la sociedad se le va la vida en este tema. Los programas especiales que por estos partidos se están ofreciendo en televisión son, cuando menos, lo más parecido al patio de colegio de un parvulario. Los contertulios, de pronto parecen creerse cada uno de ellos y en defensa de su equipo favorito, el centro del universo. Los argumentos que exponen, siempre por supuesto sustentados en la ironía más ridícula y la burla hacia el contrario, apoyados por una serie de gestos y poses a cual más grotesca, no hacen sino corroborar lo que tantas veces he pensado. Vivimos en una sociedad totalmente falsa, egoísta e hipócrita. Los que tienen los bolsillos llenos poco se preocupan de los “pobrecitos españolitos”, y los “pobrecitos españolitos” caen en la caricatura bufona de estos personajillos que sólo por salir en televisión ya se creen alguien, con sus palabras grandilocuentes (eso piensan ellos, cuando en realidad parecen perros ladrando cada vez que hablan). Siento vergüenza e impotencia al comprobar que con todo lo que nos está cayendo encima, exista este circo mediático donde parece que lo único importante y trascendente en este momento sea dilucidar quien ha tenido la culpa de que estos dos equipos, mercachifles del fútbol, estén eliminados de la copa que jugaban (ni siquiera conozco el nombre), debatiendo con unos alardes de prepotencia y sandez que, no es que rayen, sino que sobrepasan con creces el límite de la simpleza humana. Eso es inteligencia señores, sigan así, con sus programitas absurdos, poniendo a prueba el coeficiente intelectual de los telespectadores. 


Amparo.

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